Now Reading
La Barcelona de la ciencia

La Barcelona de la ciencia

Alba Domenech Sanmiquel

Manager en KPMG

Laia Fortuny

Salesforce Consultant & Software Project Manager at Blackbird Consulting

Barcelona y su área metropolitana albergan instalaciones científicas de primer nivel que permiten atraer talento internacional y dinamizar el tejido de investigación local. 

El Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona, el Alba Synchrotron o el Barcelona Supercomputing Center son algunos ejemplos de excelencia científica en Barcelona, referentes en sus campos y utilizados tanto por la comunidad local como la internacional.

En estas instituciones cohabitan estudiantes de doctorado, investigadores contratados y compañías privadas; todos ellos utilizan las herramientas para resolver los problemas de la sociedad, ya sea como instrumento público (se seleccionan los proyectos que podrán disfrutar de horas de uso de dichas instalaciones) o usuarios industriales (que pagan por utilizarlo).

Barcelona es actualmente ya la 5a región europea empleando gente en el mundo de la ciencia, pero todavía queda lejos el peso en el PIB de la inversión en I+D (1.45%) respecto a la media (2%).

Instalaciones punteras

El Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona (PRBB) incluye varios centros de investigación biomédica que, aprovechando su ubicación privilegiada al lado de un hospital terciario (Hospital del Mar), están centrados en la investigación translacional: probar los resultados de la investigación en la práctica clínica y traspasar las dudas clínicas al laboratorio.

El Alba Synchrotron es un acelerador de partículas utilizado para ver, gracias a la luz, más allá de lo que se puede ver en los laboratorios, y aplicarlo entre otros al sector biológico (ej. se ha abierto sus puertas para la investigación de la COVID) o al desarrollo de materiales.

El Barcelona Supercomputing Center (BSC) es un centro de investigación que acoge una infraestructura que permite aplicar la supercomputación a cálculos y simulaciones para experimentos científicos.

Otras relevantes infraestructuras científicas en Barcelona y su área metropolitana son el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO), el Instituto de Investigación Biomédica (IRB), el Institut de Bioingeniería de Cataluña (IBEC) o el Centro de Regulación Genómica (CRG), entre otros.

La financiación

Toni Pou, escritor y periodista científico del Diari ARA, nos apunta que “cada Euro invertido en ciencia, se multiplica por 2 o por 3; ya no solo  por las aplicaciones que se derivan de la propia investigación, sino también por el impacto económico que desencadena esta actividad”.

Tal y como nos indica Jordi Camí, director del PRBB: “muchos de los centros públicos de investigación nacieron originalmente como fundaciones, y todavía acarrean la rigidez de aquellos tiempos”, que se ha ido viendo incrementada a medida que se ha implantado más burocracia.

Tradicionalmente las universidades han estado muy vinculadas con los investigadores y han generado gran parte del sistema científico, pero en los últimos años ha quedado un poco abandonado. Hay un problema regulatorio que hace que la universidad no pueda responder con rapidez a las necesidades que se van planteando.

¿Qué impide que Barcelona sea un centro científico mundial? Los expertos concuerdan en que nos encontramos con un tejido empresarial limitado, la dificultad de atraer investigadores (descompensación sueldo vs coste de vida), la inestabilidad presupuestaria y política, el corporativismo y el desconocimiento sobre lo que se debe legislar.

Los expertos señalan que el poder público debe ser exigente y valiente porque los recursos son finitos: se debe invertir donde hay talento y excelencia, y cerrar aquellos centros que no se demuestren productivos.

Las recetas de los expertos

Algunas de las soluciones son que los centros de investigación sean más independientes de las autoridades públicas y la apuesta por la competitividad sana de los investigadores. Caterina Biscari, Directora del Alba Synchrotron, apuesta por tomar el European Research Council como ejemplo de evaluación de proyecto. También por la necesidad de una Ley de la Ciencia que permita invertir donde sea más eficiente.

El COVID-19 nos ha brindado una lección: “dinero = resultado”. Por un lado, el talento ‘está’, ha sido la gran inversión público-privada lo que ha permitido recortar los tiempos de investigación (rebajando la famosa ‘unidad temporal’ en ciencia de La Década a apenas unos meses). Por otro lado, la inversión pública en ciencia no aplicada de años atrás nos ha permitido disponer de la tecnología necesaria para actuar (ej. poder secuenciar el virus en apenas unas semanas).

Todos los expertos contactados coinciden en la necesidad de una política científica transversal y a largo plazo, independiente del color político que apueste por la ciencia como motor de la economía de la ciudad.

Scroll To Top